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ENTREVISTA | JOSÉ MARÍA VIEJO, DIRECTOR GENERAL FUNDOS

"No nos interesa ser una fundación popular, pero sí ser eficientes y radicalmente ambiciosos"

Tras una década iniciada tras la "convulsa" reconversión de las cajas de ahorro, la Fundación Obra Social de Castilla y León es hoy un músculo cultural y financiero perfectamente engrasado que se ha convertido en el primer operador cultural privado de la Comunidad.

Hace diez años que la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos) comenzó su andadura como 'heredera', privada y única, de la extinta obra social de Caja España-Duero. Un camino que no ha estado exento de un referente de la cultura y las finanzas en toda la Comunidad pero, especialmente, en León donde alberga su sede y exhibe con orgullo su gran referente: la Casa Museo de Botines.

¿Cuál es la situación actual de Fundos tras estos diez primeros años de andadura?

Este año marca el décimo aniversario de la de la fundación, por tanto, un tiempo de balance y que de alguna forma permite evidenciar la consolidación del proyecto fundacional que realizamos en Castilla y León. Ha sido una década de un intenso trabajo en el que hemos partido de la gestión de un naufragio, que fue el resultado de la extinción de la antigua Caja (España Duero) y la transformación de la de la Obra Social en la actual Fundación con unos inicios marcados por la desaparición abrupta y bastante traumática de las cajas, en particular de la que nos precedió como institución y en el que hemos tenido que hacer frente a numerosos retos. Los principales retos fueron estructurar y definir el proyecto para garantizar la viabilidad financiera de la fundación, porque hay que recordar que Fundos es una fundación estrictamente privada en su origen y en su presente, con un ideario liberal que se nutre exclusivamente de recursos propios.

Para que esto sea así, ha habido que trabajar muy intensamente en un modelo de sostenibilidad económica y generar o desarrollar una personalidad dual por una parte con una perspectiva mercantil en el que la fundación tiene que ejercer distintas actividades económicas para proveer sus presupuestos y, por otra, un enfoque social, el propio de su naturaleza no lucrativa y el que se corresponde con los fines que consagran los estatutos de la de la fundación. A partir de ahí avanzamos en un proceso de definición para construir la visión y la misión de la fundación y una cultura corporativa. Y así la fundación decidió centrar su actividad fundamentalmente en tres ámbitos, la promoción de la cultura, la inclusión financiera y la innovación social.

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José María Viejo en la sede de Fundos en León. Foto: Fundos

En esos tres ejes hemos articulado el proyecto y la organización, que tras estos diez primeros años de andadura podemos decir que es una fundación robusta, bien posicionada y que ha conseguido logros importantes que la que la consolidan como el primer operador cultural privado en Castilla y León. Si miramos el calendario con la programación de actividades culturales, no solo en los centros propios de Fundos, sino también en colaboraciones con otras entidades, ayuntamientos, diputaciones… es realmente enorme y asombrosa.

La actividad es ingente, pero muchas veces parece que Botines, como gran buque insignia de la Fundación, se lleva todos los focos. ¿Falta quizá posicionar un poco más la marca Fundos por sí misma?

Aunque la fundación goza de una proyección y de un posicionamiento importante y podemos decir que es una organización prestigiosa, especialmente en el sector cultural, aún no es una institución popular, por decirlo de alguna manera. Hemos tenido que superar en este sentido algunas dificultades. En primer lugar, la enorme confusión que existe en torno a los efectos de la Ley de Fundaciones Bancarias y Cajas de Ahorros del año 2013. Hay un gran desconocimiento, un desconocimiento generalizado en torno al proceso de segregación de la obra social de la caja respecto de la actividad financiera. Aunque somos una fundación que gestiona infraestructuras muy importantes y que tiene un patrimonio con activos de gran importancia y de gran valor para el conjunto de la de la sociedad, operamos a través de marcas muy distintas.

Realmente Fundos es una marca paraguas. A través de ella los proyectos tienen su propia personalidad: el Museo Casa Botines Gaudí, Monte Credit, la colección, el archivo, el centro logístico, Canal Saber… de tal forma que todo ese conglomerado hace más difícil nuestra estrategia comunicacional. Que toda esta actividad y todo este proyecto permee en la en la sociedad y se incorpore al imaginario colectivo entendemos que requiere más tiempo, pero no nos obsesiona el reconocimiento. No trabajamos por el reconocimiento, trabajamos por el impacto social. Medimos la eficacia de nuestros programas en términos de impacto. Procuramos que nuestros proyectos generen cambios y que sean significativos desde el punto de vista social. No nos obsesiona ser una fundación muy popular, sino una fundación muy eficiente.

¿Cuál es la salud a día de hoy de Fundos?

Diría que es una salud envidiable. Realmente Fundos es una organización muy sólida, perfectamente implantada. Cuenta con un magnífico equipo de profesionales que atiende proyectos, programas e infraestructuras que pensamos que contribuyen al bienestar y al desarrollo social.

¿Cuáles son los próximos pasos?

Queda mucho por hacer. Nosotros nos definimos como una organización radicalmente ambiciosa con una permanente vocación hacia la excelencia profesional. Estamos al inicio de un camino apasionante, y estamos en las condiciones adecuadas para afrontar los desafíos más inmediatos. Cuando hablo de fortaleza me refiero a que es una fundación solvente, bien estructurada, que goza de equilibrio presupuestario y que somos capaces de generar los recursos suficientes para mantener un altísimo nivel de programas y proyectos. Hemos sido capaces de hacer productivo un patrimonio cuya viabilidad estaba seriamente comprometida.

Por ejemplo, en el caso de León, basta recordar que hace 8 años la Casa Botines era un edificio de oficinas abandonado. Esto mismo podríamos decir del Centro Cultural Gaya Nuño en Soria, o de la antigua biblioteca del barrio Garrido en Salamanca, hoy convertida en un magnífico centro cultural, o del Auditorio Fundos en Valladolid, o de casi 60 inmuebles en donde hay desde colegios hasta centros de mayores que en su mayoría estaban cerrados y hoy están puestos a disposición de la sociedad con recursos privados.

Y todo ese patrimonio, ¿qué se estaba haciendo con él hasta ahora?

Realmente ahora nos damos cuenta de que se le estaba sacando poco partido. Teníamos una joya o teníamos ciertos tesoros ahí, sin explotar. Las cajas de ahorros fueron trascendentales, yo diría que providenciales, durante un largo periodo en la en la historia de España y de otros países en los que estuvieron implantadas. Marcaron desde los años previos a la Guerra Civil hasta prácticamente los umbrales del siglo XXI. Un periodo en que impulsaron una ingente obra social y cultural que no podemos eh juzgar desde la perspectiva actual. La historia no se juzga, se interpreta, no podemos juzgarla desde el presente, sino interpretar las cosas que ocurrieron.

Las cajas hicieron muchas cosas bien, pero también hicieron muchas cosas mal, especialmente en sus últimos tiempos como consecuencia de la de la dinámica perversa que se introdujo en los en los órganos de gobierno. Por eso nosotros nos remitimos a los antecedentes remotos y por eso la fundación se llama Obra Social, porque antes de las cajas hubo otras entidades: en el caso de León, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, que fue la que creó el Monte de Piedad que dio origen a las cajas. En el escudo de la de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, había un lema: “Socorre enseñando”. Ese espíritu liberal y reformista de estas organizaciones ilustradas que impulsaron una disrupción social extraordinaria desde mediados del siglo XVIII, es para nosotros la fuente en la que bebe el ideario de la fundación.

Las cajas actuaban con arreglo a parámetros que nosotros no podemos suscribir porque es cierto que existía un trasfondo social en su actividad, indudablemente, entre otras cosas, porque estaban obligadas por ley a la inversión de la totalidad del excedente de su resultado económico; pero también existían otros condicionantes de su actividad. Había condicionantes de tipo comercial, de tipo de tipo político, de tipo de estrategia de posicionamiento en el sector bancario… que no son para nosotros las más interesantes. Las cajas muchas veces iban preguntando qué es lo que había que poner aquí. En unos casos era un frontón y en otros casos era un centro cultural o un centro de mayores.

¿Ahora Fundos tiene control sobre todo ese patrimonio disperso o queda algo por encontrar?

Cuando nosotros recibimos un patrimonio cuya gestión era complejísima entre otras cosas, porque en su mayoría era un patrimonio enormemente improductivo y muy gravoso, tuvimos que acometer una reestructuración enormemente compleja para transformar ese patrimonio, que era un pasivo en un activo. Y lo hemos hecho. En algunos casos mediante gestión propia, en otros casos mediante gestión a través de terceros, pero cuando uno tiene la responsabilidad de atender un paciente, antes que peinarlo y vestirle bonito, lo que tiene es que salvarle la vida.

Entonces, nuestra primera responsabilidad como médicos en ese proceso de hospitalización de la incipiente fundación era estabilizar al paciente, curarlo, sanarlo de heridas físicas y también de heridas emocionales o anímicas. Y a partir de ahí, pues le hemos dado una orientación y le hemos dotado de los de los recursos necesarios, pero ha sido un proceso que ha ido acompasado al propio crecimiento económico de la fundación. Hemos empezado muy pocos y ahora tenemos un equipo de más de 40 profesionales que permite que la fundación sea, como decía, una organización fuerte, pero sobre todo una organización socialmente útil.

La Casa Botines es seguramente el símbolo y el mayor caso de éxito de Fundos, su buque insignia, pero, ¿que otro proyecto destacaría usted como director general?

Posiblemente, más allá del relumbrón de proyectos como la casa Botines, y hablando por mí, porque realmente no hay un posicionamiento institucional sobre el particular, de lo que más orgulloso me siento es de dignificar al usuario de los Montes de Piedad. Cogimos una entidad obsoleta, anacrónica, los Montes de Piedad, cuyas oficinas estaban en sótanos donde los usuarios acudían casi avergonzados, para realizar una operación de crédito social en una ventanilla de pie y hoy tenemos una entidad de crédito social moderna, eficiente, diversificada que ofrece un servicio fundamental para garantizar la inclusión financiera.

Somos la última frontera antes de la exclusión financiera y la primera línea de batalla frente a la usura, a las modernas formas de usura. Monte Credit es la entidad que hoy lidera el sector en España. Presidimos la Asociación Española de Montes de Eficiencia y vicepresidimos la Asociación Internacional de Entidades de Crédito Prendario, que aglutina casi 60 organizaciones de 19 países. Monte Credit otorga 15.000 operaciones de crédito social, de crédito prendario, al año. Hemos modernizado la gestión, hemos incorporado otros nuevos servicios como la custodia, la tasación, las subastas a la carta, la compraventa, la comercialización de del oro de inversión y entre aquellos sótanos casi vergonzantes del Monte de Piedad, hoy tenemos una la organización con monte, pero sin piedad. Es decir, no hacemos caridad, hacemos un servicio con vocación social. Y yo creo que eso es algo que nos tiene que hacer sentir muy orgullosos porque esa es la génesis de la fundación. Es el origen de todo esto.

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José María Viejo en la sede de Fundos en León. Foto: Fundos

Cuando la Real Sociedad Económica eh de Amigos del País, que se funda a finales del siglo de del siglo XVIII por Melchor Gaspar de Jovellanos, llegan a la conclusión, entre otras muchas cosas, de que la financiación es fundamental, porque en aquel momento estaba en manos de los prestamistas privados, de los usureros. Nos parece que la usura es algo eh que ya no existe, ¿no? Que es propio de la posguerra, pero es que la usura sigue existiendo. Está las tarjetas 'revolvin', está muchos de los llamados compro oro, de estos establecimientos con los vinilos amarillos que, curiosamente, son anticíclicos, prosperan cuando hay más adversidad económica. Es decir, para ellos cuanto peor, mejor.

En cambio, el Monte de Piedad, que es nuestro caso, lleva existiendo 187 años, siempre ha estado ahí. Durante la pandemia suspendimos los intereses en todas nuestras operaciones. Seguimos fieles a ese espíritu fundacional de garantizar el acceso inmediato a la liquidez, es decir, de favorecer la inclusión financiera y de combatir la usura. Y la actividad crediticia social de Monte Credit va unida a una actividad con sustancial como es la educación financiera. No solo se trata de solucionar un problema puntual de liquidez, sino de proporcionar las herramientas, los conocimientos para que las personas puedan gobernar con diligencia sus finanzas personales. Esa es la pata de la inclusión.

Vamos con los premios de Fundos. ¿Qué podemos contar ya?

Este año convocamos la séptima edición. Será el 16 de abril en el en el Teatro Ortega de Palencia con la inestimable colaboración de la Diputación Provincial de Palencia, que es una institución amiga y aliada con la que trabajamos en distintos ámbitos. Los premios forman parte de esa de esa tercera pata de la de la fundación: la innovación social. Lo que empezó siendo una convocatoria modesta, ya se ha convertido en la referencia de la innovación social en Castilla y León. La evolución de la acción social requiere de altas dosis de innovación, de creatividad y de emprendimiento en el ámbito social. Y así surgieron estos premios cuyo objetivo fundamental es visibilizar y reconocer los proyectos con impacto social que se desarrollan tanto desde el ámbito público como desde el ámbito privado. El año pasado la gala se celebró en León, fue una gran fiesta para los innovadores sociales que además nos permite también celebrar el décimo aniversario en León.

Para ir acabando, ¿algún otro proyecto en el que se esté trabajando actualmente?

Junto a los Premios Fundos están otras iniciativas como Fundos School, la escuela de negocios que desarrollamos en partenariado con ESEC Business School para ofertar programas formativos, y también uno de los proyectos inminentes de la fundación que es el Hub Social. El Hub Social es un think tank para realizar análisis y estudios sociales, un observatorio de la innovación y del emprendimiento social en Castilla y León que permita generar estudios, análisis e informes que contribuyan a reorientar las políticas públicas y también las estrategias de las entidades del tercer y del cuarto sector.

La última, después de todo lo que hemos hablado, ¿hay algún riesgo o algún motivo que pueda significar que Fundos cambie de sede, se vaya a otro lado?

Fundos es una fundación de ámbito autonómico y en ese en ese sentido nuestros proyectos se desarrollan en distintos ámbitos de la de la comunidad, pero tiene su sede en León. Ese es un aspecto que está consagrado en el acta fundacional y en los estatutos de la fundación. Además, hay un anclaje más importante que lo jurídico, que es el anclaje patrimonial. Fundos ha hecho una la gran inversión en infraestructuras en León. Esta sede de cuatro plantas en la avenida Padre Isla no existía. Fundos adquirió este local, lo reformó completamente y lo equipó. Hemos construido el Centro Logístico de Patrimonio en Trobajo. El compromiso con León es inequívoco. La mayor parte del staff de gestión de la fundación, está en León y la mayor parte de los proyectos se desarrollan desde León.