"El voluntariado cambió mi vida, no puedo sentirme más realizada"

La vida de Carmen Martín dio un inesperado giro de 180 grados tras estudiar Biblioteconomía y Documentación, una carrera que no le fue difícil elegir dado que desde pequeña siempre fue una amante de los libros. También era una chica tímida y quizá eso fue lo que le llevó a tener que superar un "bache difícil" en su juventud, pero que, a la postre, fue una tabla de salvación. "Para superar esa crisis empecé a moverme y tuve mi primer contacto con el voluntariado, que cambió mi vida", explica. "Ver la gravedad de los problemas de otras personas me hizo cambiar el chip, y poco a poco empecé el camino que me llevaría a meterme de lleno en el ámbito social", añade.
Ahora, es la secretaria técnica del Teléfono de la Esperanza de León: "No puedo sentirme más realizada en mi trabajo, siento que este es mi lugar". Desde el Teléfono de la Esperanza de León se atienden más de 6.000 llamadas anualmente, y casi medio millar de personas pasa por sus talleres de salud emocional. También hay un programa de atención a personas mayores que se sienten solas "que funciona muy bien". "Mi trabajo me permite estar en contacto con la gente y he podido ver de primera mano los cambios positivos que ha conseguido la labor del Teléfono".
La importancia de la salud emocional
La sede del Teléfono de la Esperanza abrió en León en 2007, "de la mano de una mujer increíble, Mercedes Martínez, que a sus 82 años sigue aún al pie del cañón atendiendo llamadas". A lo largo de estos 18 años consiguió formar una gran familia de voluntarios que actualmente asciende a 58 personas, muy preparadas y comprometidas. Y es ahí donde Carmen ha encontrado algo más que un trabajo: "La salud emocional es importantísima; me siento orgullosa de formar parte de este equipo que mejora la vida de tantas personas", asegura.
Pero para llegar hasta ese punto de paz emocional y autorrealización, esta leonesa tuvo que recorrer un camino empedrado o como ella dice "salir de mi zona de confort". Pasar de "no tener ninguna inquietud" a "probar todo tipo de cosas nuevas". Y así fue como Carmen inició su peculiar recorrido vital: "Estudié Lengua de Signos; me apunté a danza del vientre y a yoga; me metí de cabeza en el mundo asociativo -en concreto en asociaciones juveniles, como “El Pacto de las Janas”, pionera en ocio alternativo en León; me interesé por el diseño gráfico; empecé a participar en muchas actividades e incluso a organizarlas; me formé y trabajé como informadora juvenil, orientadora laboral, monitora de tiempo libre… cuanto más me metía en el mundo social, más me gustaba".
"Todo este río de experiencias cambió mi carácter y me ha traído al lugar en el que estoy ahora, y gracias a ellas siento que tengo mucho que aportar", sintetiza.
Acción social y asociacionismo
Carmen ha sido pionera en León en muchos temas relacionados la acción social y cree firmemente que "desde el punto de vista asociativo, León es muy activo y comprometido. Hace años que me muevo por este mundillo y he podido conocer a gente estupenda y desarrollar muchos proyectos". "Siempre he tenido trabajos relacionados con mi formación, en el campo social, en los que me he volcado y que me han aportado muchísimo en lo personal", asevera.
Además, es feliz pudiendo poner su granito de arena en el campo asociativo de su ciudad natal, dado que como muchos otros jóvenes de su generación, también tuvo que probar los sinsabores del 'exilio': "Solo durante unos años tuve que trabajar fuera, en Soria, y aunque también es una ciudad bonita y con buena gente, fue cuando realmente me di cuenta de lo mucho que me gustaba León". "Hoy en día me siento muy afortunada de poder trabajar en mi ciudad, y además en algo que me encanta. Ojalá pudiera hacerlo todo el mundo", explica.
Una ciudad tranquila que ojalá tuviera más árboles
Para ella León es "ciudad muy tranquila" que en estos momentos, con su familia a su lado, "no cambio por nada". "Para mí es calidad de vida, especialmente si tienes peques como es mi caso" asegura, aunque como lógico, "siempre hay lugar para mejoras, claro". ¿Por ejemplo? "Volviendo al tema de los peques, igual podrían habilitarse más espacios o mover más actividades para ellos, también más zonas verdes y más árboles".
Carmen tiene claro que "León es una ciudad preciosa con muchos rincones maravillosos", y si tuviera que ponerse en la siempre difícil tarea de elegir, buscaría en la retina recuerdos de su infancia, aquellos en los que fue "feliz": "el Monte San Isidro, la Candamia, el parque de Quevedo con sus patos… espero que, cuando sea mayor, mi hijo tenga recuerdos tan bonitos de ellos como los que guardo yo".