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La 'Encinona', el gigante de Genestacio, cae ante el fuego pero no se rinde y podría renacer

El árbol centenario, orgullo de los vecinos de Quintana del Marco, sucumbió al mayor incendio registrado en España tras más de seis siglos de vida
La Encinona era el orgullo del pueblo asegura Rober (@Robercc41) al mismo tiempo que ha mostrado en sus redes esta imagen.
La Encinona era el orgullo del pueblo asegura Rober (@Robercc41) al mismo tiempo que ha mostrado en sus redes esta imagen.

Mucho antes de que Isabel de Castilla naciera en 1451, en Genestacio de la Vega ya reinaba la Encinona. Esta encina monumental, con más de 600 años de vida, era un símbolo de identidad para los vecinos del municipio leonés de Quintana del Marco. Su tronco requería al menos dos personas para abrazarlo por completo y su copa alcanzaba los 13 metros de diámetro, un refugio natural para aves y animales del entorno.

Orgullo de un pueblo

Los habitantes de Genestacio recuerdan cómo bajo su sombra se reunían generaciones enteras. Para muchos, la Encinona no era solo un árbol, sino un guardián silencioso que acompañó fiestas, paseos y relatos transmitidos de padres a hijos. La fuente que brotaba a sus pies, formando una pequeña charca donde bebían jabalíes y corzos, convertía el lugar en un rincón de vida y memoria compartida.

Las llamas del que ya se considera el mayor incendio de la historia de España redujeron a cenizas un patrimonio natural que había resistido siglos de inviernos, sequías y tormentas. La tristeza se extendió rápidamente por las redes sociales, donde vecinos como Rober (@Robercc41) compartieron imágenes y mensajes de duelo por la pérdida de lo que definían como “el orgullo del pueblo”.

El valor de lo irreemplazable

La desaparición de la Encinona supone un duro golpe, no solo ecológico, sino también cultural. Árboles de estas características, con tanta longevidad, representan un legado imposible de sustituir en una generación. Su caída recuerda la fragilidad de un patrimonio natural que, muchas veces, solo se valora plenamente cuando se pierde.

A pesar de la magnitud de los daños, los expertos no descartan que el árbol pueda ofrecer una última lección de resistencia. La encina, conocida por la dureza de su corteza y su capacidad de regeneración, podría rebrotar con el tiempo. Entre los vecinos circula la esperanza de que el gigante no haya dicho aún su última palabra y que, como símbolo de la fortaleza de la tierra leonesa, consiga volver a brotar.

El futuro de un símbolo

Hoy, Genestacio de la Vega llora la pérdida de su árbol más emblemático, pero también mira al futuro con la ilusión de que la Encinona resurja como un testimonio de vida y resistencia. Si lo logra, su historia no solo será la de un árbol caído por el fuego, sino la de un renacimiento capaz de unir, una vez más, a todo un pueblo en torno a sus raíces.