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Un 'gordo' que pesa demasiado

El lío de Villamanín: "No pensemos en que perdemos un diez, lo que tenemos que pensar es que todos ganamos 90"

Los llamamientos a la serenidad se multiplican tras el polémico gordo mientras en la localidad leonesa se masca el recelo y el enfado entre parte de los vecinos

"No pensemos en que perdemos un diez, lo que tenemos que pensar es que todos ganamos 90". Inmaculada, vecina de Villamanín, se ha convertido en una de las voces más sensatas en la polémica sobre el premio 'gordo' de la Lotería de Navidad. Ella pide calma y consenso.

"Antes no teníamos nada, pensemos en eso", remarca a diferentes televisiones en sus múltiples entrevistas. "Es mejor ceder que ir a un conflicto que no se sabe dónde puede terminar", añade.

"Es una pena"

No es la única, el propietario del Restaurante Ezequiel, donde se vendieron muchas de las participaciones, apuesta por "llegar a un consenso para que se pueda repartir el dinero que ahora está en una entidad de ahorro". "Es una pena que la gente no se pueda beneficiar del premio", sentencia.

Y mientras, el silencio y el enfado, viven escondidos en esta localidad de la montaña leonesa. Lo que empezó como una celebración histórica en Villamanín por el premio del número 79.432 de la Lotería de Navidad se ha convertido en un foco de tensión social. Un desfase en la venta de papeletas (50, en total) por parte de la Comisión de Fiestas ha desatado recelos, enfrentamientos y un debate sobre cómo garantizar que todos los agraciados cobren.

El origen del problema

La Comisión de Fiestas, integrada por jóvenes del municipio, distribuyó participaciones asociadas a diez décimos que no estaban consignados. El desfase, cifrado en unos cuatro millones de euros, afecta a decenas de compradores que esperan los 80.000 euros correspondientes a cada participación premiada. La venta se realizó en puntos muy concurridos, como Casa Ezequiel —en la N-630, a la entrada del pueblo— y otros restaurantes de la zona, lo que amplió el alcance del conflicto a la provincia de León y a Asturias.

Propuesta para evitar los tribunales

Ante la falta de cobertura del premio, la comisión planteó una salida colectiva: que cada agraciado renuncie a una parte del cobro, alrededor de 5.000 euros, para reunir dos millones; el resto lo aportarían los propios miembros de la comisión con sus participaciones. La votación interna es un acuerdo frágil, a mano alzada y sin cimentación jurídica.

Sospechas y versiones

Algunos compradores reclaman una investigación para aclarar dónde estuvieron custodiados los décimos —se citan la administración de Pola de Gordón y varias entidades bancarias— y cuántas participaciones tenía realmente cada organizador.

La tensión ha saltado a la vida diaria. Tras una reunión vecinal especialmente tensa, se han producido discusiones entre familias y discusiones en los comercios de lalocalidad. "Aquí coincidir es el pan nuestro de cada día", aseguraba este fin de semana un vecino a Heraldo de León.

La Justicia, la peor justicia

El temor a que compradores de fuera del pueblo, especialmente de Asturias y otras zonas del país, rompan el acuerdo y acudan a los tribunales ha incrementado el nerviosismo. Eso bloquearía el dinero y los pagos. Frente al choque, otros premiados defienden rebajar la confrontación y avanzar hacia una solución compartida. Subrayan como Inmaculada la necesidad de "un consenso entre todos y pensar en que no hay que pensar que perdemos diez sino que ganamos noventa", una idea que gana peso entre quienes priorizan cobrar algo y cerrar la herida social antes que alargar el conflicto.

Mientras los jóvenes de la comisión permanecen en segundo plano y evitan la exposición pública, Villamanín aguarda una salida que permita repartir el premio sin romper definitivamente la convivencia. La alegría del 22 de diciembre ha dejado paso a días de incertidumbre en un pueblo pequeño donde el Gordo ha pesado más de lo esperado.