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La miopía infantil, la pandemia silenciosa que crece entre los más jóvenes

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León destaca un nuevo caso de éxito en su campaña #COOCYLConLosPacientes, sobre el control de la miopía infantil
Control de miopía de un joven paciente.
Control de miopía de un joven paciente.

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) continúa su campaña #COOCYLConLosPacientes con un nuevo testimonio que muestra el impacto positivo del control profesional de la miopía en la infancia.
En esta ocasión, la protagonista es Teresa Jiménez Sánchez, madre de Iván, un niño vallisoletano de 12 años que ha logrado frenar el avance de su defecto visual gracias a un tratamiento personalizado con lentes de contacto blandas diarias guiado por su óptico-optometrista.

“Sin la atención individualizada del óptico-optometrista, no lo habríamos conseguido”, explica la madre, que asegura que ahora su hijo “tiene más libertad y seguridad”.

Una ‘pandemia’ silenciosa que crece entre los más jóvenes

COOCYL alerta de que la miopía infantil se ha convertido en uno de los grandes retos de salud visual. En España, uno de cada cinco niños de entre 5 y 7 años es miope, una cifra que supera el 30% entre los 12 y 18 años, y que podría alcanzar al 50% de la población mundial en 2050.

La delegada de COOCYL en Valladolid, Sonia Hernández Albistegui, recuerda que “frenar la progresión a tiempo es fundamental” y que los tratamientos actuales “permiten ralentizar su avance entre un 50 y un 70%”, siempre que exista seguimiento profesional.

El caso de Iván: “Le ha frenado muchísimo la graduación”

Iván comenzó su tratamiento con seis años y más de 3,5 dioptrías. “En poco tiempo su graduación aumentaba de forma muy rápida”, explica Hernández, quien detalla que se optó por lentes de contacto blandas de control de miopía, con resultados muy positivos: “En estos años apenas ha aumentado 0,5 dioptrías”.

Teresa reconoce que al principio dudaba: “Me parecía muy pequeño para usar lentillas, pero Sonia tuvo muchísima paciencia. Hoy es completamente autónomo. Juega al fútbol, hace aikidō y se siente más libre y seguro. No solo hemos frenado la miopía, le ha cambiado la vida”.

La madre también subraya el valor sanitario de estos profesionales: “Antes veía las ópticas como algo comercial, pero ahora sé que son establecimientos sanitarios. La atención personalizada y cercana ha sido clave”.

Prevención y educación visual desde la infancia

Desde COOCYL se insiste en la importancia de detectar y controlar la miopía cuanto antes y de promover hábitos saludables: revisiones anuales (cada seis meses en niños con corrección), la regla 20-20-20, pasar al menos dos horas al día al aire libre y acudir al profesional ante señales de alerta como acercarse mucho a los objetos o quejarse de visión borrosa.

“Los ópticos-optometristas somos profesionales sanitarios de la atención primaria visual”, recuerda Hernández, quien defiende su incorporación en la sanidad pública para aliviar la carga asistencial y prevenir problemas visuales graves.

Según explica, hoy existen diversas opciones de tratamiento —lentes oftálmicas específicas, lentes de contacto diarias, ortoqueratología nocturna o atropina de baja concentración—, siempre bajo control profesional. “Cada caso es distinto, pero hoy sí podemos frenar el avance de la miopía y evitar futuros problemas de retina o glaucoma”, añade.