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Egeria vuelve a casa

Leo en la prensa con absoluta satisfacción que la Estación de Autobuses de Ponferrada va a llamarse Egeria...
Itinerarium de Egeria.
Itinerarium de Egeria.

Leo en la prensa con absoluta satisfacción que la Estación de Autobuses de Ponferrada va a llamarse Egeria. Y leo también algunas incorrecciones que justifico por la prisa a la que están sometidos los periodistas de hoy en día, donde todo es inmediato o llega tarde. 

La principal certeza que tenemos de Egeria es que es una mujer hispanorromana del siglo IV. Nos queda tan lejos, que nada hay mejor que ponerla en su contexto: la separan apenas 100 años de san Marcelo, probablemente el primer personaje histórico del que León tiene constancia. Pero mientras aquel sufre la última gran persecución decretada por Diocleciano, Egeria asiste al dulce momento que ha comenzado para los cristianos desde que Constantino el Grande autorice con el Edicto de Milán del año 313 la libertad de culto en el Imperio Romano. El proceso culminará en el año 380 con el Edicto de Tesalónica cuando en tiempos del emperador hispano Teodosio el cristianismo se convierte en la religión oficial del Imperio.

La segunda seguridad absoluta que tenemos sobre Egeria es la de que realizó una peregrinación ‘ad loca sancta’, lo que se ha dado en llamar Oriente Bíblico, y que sobre ella escribió un texto en lengua latina que hemos conservado fragmentariamente. Eso significa que es la primera mujer escritora de la que tenemos noticia en la Península Ibérica. 

La existencia de este texto es conocida desde el siglo VII a través de una carta que Valerio, abad en el monasterio de San Pedro de Montes, escribió a sus monjes exaltando su figura, su intrepidez, su paso infatigable, su devoción inquebrantable. La pone como ejemplo para aquellos monjes suyos que tal vez tenían tendencia a la molicie y a la pereza. En esa carta, Valerio hacía referencia expresa a su origen hispano y la situaba ‘en las últimas costas del océano en Occidente’. De esa frase, y también del hecho de que Valerio fuese abad en San Pedro de Montes, nació la identificación de Egeria con el Bierzo y, consecuentemente, con la provincia de León.

Sello conmemorativo del viaje de Egeria ad loca sancta
Sello conmemorativo del viaje de Egeria.

No hay ninguna noticia más de Egeria desde aquellos lejanos tiempos hasta el año 1884 cuando, en una de esas carambolas de la historia, el arqueólogo Francesco Gamurrini se topa en la Toscana, concretamente en Arezzo, en la Biblioteca de la Fraternitá dei Laici con un extraño códice del siglo XI en el que algo le llama la atención. Se trata de un viaje ‘ad loca sancta’. Solamente tiene 22 hojas y está incompleto (le faltan hojas al principio, en el medio, al final…). No contenía ninguna indicación sobre su autoría, pero pronto se establece una relación con Etheria, Echeria, Egeria (este nombre será finalmente aceptado por todos) gracias a la carta de Valerio, que había conocido el texto completo, y al ‘uso’ que otros autores, como Pedro Diácono, hicieron del texto primitivo. 

Hoy podemos disfrutar de ese escrito, publicado con el título de ‘Itinerarium Egeriae’. Tiene dos partes, ambas muy interesantes. La primera consiste en el viaje a los lugares santos que ella va contando a unas ‘dominas et sorores’, venerables hermanas. Comienza con el acenso al monte Sinaí y continúa hacia Jerusalén. De allí se traslada al monte Nebó, el Jordán, Jericó, vuelta a Jerusalén, el sepulcro de Job… Han pasado tres años desde su llegada a Jerusalén cuando sale hacia Mesopotamia para terminar su gran recorrido en Constantinopla. La segunda parte, quizá menos interesante para nosotros, resulta sin embargo fundamental para los estudiosos de la Historia de la Iglesia porque describe el ceremonial litúrgico que tiene lugar en Jerusalén en su tiempo.

Itinerarium de Egeria
Itinerarium de Egeria.

Los estudiosos han acotado el viaje de Egeria entre el 381 y el 384. Gracias a ellos sabemos que Egeria es una mujer culta y rica, de la alta sociedad, que viaja acompañada con salvoconductos por las seguras vías del Imperio usando sus ‘mansiones’ y ‘mutationes’. Una mujer que es recibida por las autoridades civiles y eclesiásticas, tal vez relacionada con el emperador Teodosio I, natural de Cauca (Coca). Su viaje, pese a lo que comúnmente se cree, no era excesivamente raro: las peregrinaciones de mujeres eran relativamente frecuentes. 

Tanto que a san Jerónimo incluso le disgustaban. La Egeria que se esconde tras un latín precioso, podríamos decir de andar por casa, de fácil lectura, con muchas repeticiones, diminutivos y grecismos, resulta una mujer cordial y con gran capacidad de asombro. Es curiosa (lo confiesa ella misma) y sus expresiones la hacen simpática (esto lo afirmo yo). Si está cansada, lo dice. Si emocionada o sorprendida, también. Y no duda en aprovechar todas las oportunidades que se le presentan. 

El viaje de Egeria, hoy un viaje imposible, es todo un regalo para la posteridad. Que hoy seamos capaces de valorar a Egeria en su justa medida a la luz de lo que de ella conservamos, es toda una satisfacción. ¡Qué gusto que vuelva a casa!