Informe final | ¿Por qué sucedió el apagón?
El Gobierno ha presentado este martes el informe del Comité de Análisis sobre la crisis eléctrica del pasado 28 de abril, en el que se detalla el origen y la cronología del cero eléctrico peninsular, que dejó sin suministro a millones de hogares y empresas durante horas. La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, ha calificado el documento como “un diagnóstico riguroso y contrastado que servirá como base para reforzar la solidez del sistema eléctrico español”.
El informe, aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional, y elaborado en apenas 49 días —la mitad del plazo marcado por la UE—, determina que el colapso tuvo un origen multifactorial, con causas técnicas, operativas y de supervisión, pero descarta cualquier ataque cibernético como detonante.
Aagesen ha anunciado que en el próximo Consejo de Ministros se aprobará un paquete de medidas urgentes para aumentar la robustez del sistema, con reformas regulatorias y técnicas que incluirán mejoras en el control de tensión, interconexión con países vecinos y supervisión de operadores.
Más de 300 GB de datos y 75 expertos para esclarecer la crisis
Para elaborar el informe, el Comité contó con dos grupos de trabajo especializados, uno centrado en ciberseguridad y sistemas digitales y otro en la operación del sistema eléctrico. Entre ambos, se analizaron más de 300 GB de datos.
El grupo de ciberseguridad —con la participación de 75 expertos— analizó 133 GB de información y concluyó que no hubo ciberataque ni en las instalaciones del operador del sistema ni en los centros de control o generación. Por su parte, el grupo de operación del sistema realizó 770 peticiones de información y analizó otros 170 GB de datos técnicos para reconstruir lo sucedido.
Cronología del incidente eléctrico del 28 de abril
El informe establece con precisión la siguiente secuencia temporal del colapso, que desembocó en el apagón más grave en la península en décadas:
FASE 0: Inestabilidad de tensión (días previos)
Durante los días anteriores al 28 de abril, se detectaron alteraciones anómalas en las tensiones del sistema. En la mañana del día 28, las variaciones se intensificaron notablemente.
FASE 1: Oscilaciones en el sistema (12:00 - 12:30 h)
A las 12:03 h, una oscilación atípica de 0,6 Hz provocó intensas fluctuaciones de tensión durante 4,42 minutos. El Operador del Sistema aplicó protocolos para amortiguar la inestabilidad, lo que incluyó aumentar el mallado de la red y reducir el flujo con Francia, aunque esto agravó la tensión en la red.
A las 12:16 h se registró una segunda oscilación, más leve, y una tercera a las 12:19 h con características europeas típicas. Las mismas medidas aplicadas para mitigarlas contribuyeron nuevamente al incremento de tensión.
FASE 2: Pérdidas de generación (12:32:57 - 12:33:18 h)
La tensión aumentó rápidamente, provocando desconexiones progresivas de centrales en provincias como Granada, Badajoz, Segovia, Huelva, Sevilla y Cáceres.
FASE 3: Colapso (12:33:18 - 12:33:30 h)
El sistema entró en una reacción en cadena: las desconexiones por sobretensión se multiplicaron, se produjo una caída de frecuencia, se perdió el sincronismo con Francia y saltó la interconexión con Europa, provocando el cero eléctrico peninsular.
La recuperación del suministro comenzó mediante aportaciones desde Francia y Marruecos, junto a la reactivación de centrales hidroeléctricas de arranque autónomo como las de la cuenca del Duero. A las 22:00 h se había recuperado el 50 % de la demanda, y al llegar las 7:00 h del 29 de abril, la cobertura alcanzaba el 99,95 % del país.
Tres fallos clave explican el colapso
El Comité identifica tres elementos principales que, en conjunto, provocaron el apagón:
Falta de control de tensión:
El sistema operaba con la cifra más baja del año de centrales síncronas activas, a pesar de haber sido programadas.
Algunas de estas centrales, destinadas a regular la tensión, no respondieron como debían e incluso produjeron energía reactiva, agravando el problema.
Oscilaciones graves:
Originadas en una instalación ibérica, obligaron a reconfigurar el sistema de forma que dificultó aún más la estabilización de la tensión.
Desconexiones indebidas:
Algunas centrales se desconectaron sin haberse superado los umbrales de tensión reglamentarios, mientras que otras lo hicieron correctamente para proteger sus equipos.
El sistema de protecciones existente no logró contener la cascada de desconexiones. Incluso, algunas medidas de seguridad, como los deslastres, empeoraron la situación al descargar más la red.
Recomendaciones clave del informe
Entre las medidas que propone el informe, destacan:
-Refuerzo del control de tensión, con más recursos disponibles y verificación del cumplimiento por parte de los agentes.
-Implementación urgente del PO 7.4, que permitirá el uso de electrónica de potencia en instalaciones asíncronas, bajo regulación de la CNMC.
-Revisión de los servicios de ajuste y las restricciones técnicas del sistema.
-Aumento de la flexibilidad del sistema y de su capacidad de almacenamiento.
-Priorizar interconexiones internacionales, especialmente con Francia y Portugal.
-Fortalecimiento de la seguridad cibernética, aplicando normativa europea, segmentación de redes y sistemas de detección de anomalías.
Transparencia y procedimientos pendientes
El informe también alerta de que el Comité encontró restricciones para acceder a ciertos datos por parte de operadores del sistema. Esta situación será trasladada a la CNMC, que podría abrir procedimientos administrativos si se identifican responsabilidades.
Aagesen concluyó señalando que “el sistema eléctrico español tiene capacidad para responder, pero debe estar mejor preparado y coordinado. Lo ocurrido el 28 de abril es un aviso que no se puede ignorar”.