La eternidad pintada en un arco del tiempo: el Calendario Agrícola de San Isidoro, del Panteón Real de León al corazón de la FAO
Apenas hay silencio más solemne que el del Panteón Real de San Isidoro de León, donde reposan los monarcas del antiguo Reino de León y donde el paso de los siglos se confunde con el pulso del tiempo. En uno de sus arcos, entre escenas bíblicas y trazos que parecen respirar historia, se esconde una de las obras más fascinantes del arte románico europeo: el Calendario Agrícola de San Isidoro.
Pintado al fresco en el siglo XI, este mural es algo más que un calendario. Es una poesía visual del tiempo y del trabajo humano, un ciclo pictórico que narra las tareas del campo mes a mes, pero también la visión espiritual del año como reflejo del orden divino.
En sus doce medallones, el tiempo transcurre con la lógica natural de la vida medieval: enero abre el año con un hombre de dos rostros, uno que mira atrás y otro que mira al futuro; en marzo, un campesino poda las vides; junio y julio son tiempo de siega; septiembre, de vendimia; y en noviembre, los cerdos simbolizan la abundancia y la preparación para el invierno.
Cada figura está pintada con trazos de ocre, rojo y azul, pigmentos naturales que, tras mil años, conservan su intensidad. Se ha mantenido in situ y nunca se ha repintado; solo se ha intervenido para garantizar su conservación, se ha remarcado de forma reiterada.
La 'Capilla Sixtina del Románico'
El conjunto pictórico del Panteón Real ha sido definido por los expertos como la 'Capilla Sixtina del Románico'. No solo por la riqueza de sus colores y su iconografía, sino porque es uno de los escasos ejemplos donde el arte, la agricultura y la teología se funden en un solo mensaje: la vida como reflejo del cosmos.
El Calendario no es solo una guía agrícola. Es un tratado simbólico sobre el paso del tiempo y la relación del hombre con la tierra bajo la mirada de Dios, también se ha advertido en más de una ocasión.
Esa armonía entre el trabajo del campo y la eternidad espiritual es, precisamente, lo que lo convierte en una obra sin paralelo en el arte medieval europeo.
Del muro leonés a la escena mundial
Mil años después de que los pinceles románicos dieran forma a sus figuras, los secretos del Calendario Agrícola cruzan fronteras. La pieza formará parte de la colección permanente de este nuevo espacio internacional, en el que más de 200 países aportan un símbolo de su relación con la tierra y la alimentación.
“El Calendario Agrícola de San Isidoro representa la conexión ancestral entre el trabajo, la naturaleza y el espíritu. Es un orgullo que sea la bandera cultural de España en la FAO”, señaló el alcalde de León, José Antonio Diez, en la presentación del viaje a Roma para asistir a la inauguración, que contará con la presencia de Su Majestad la Reina Letizia y altos representantes del organismo internacional.
El valor de un símbolo universal
El Calendario Agrícola de San Isidoro no solo mide meses: mide civilización. Es la representación de una sociedad que entendía el trabajo y la fe como partes del mismo ciclo. Por eso, su llegada a la FAO no es solo un homenaje a León, sino al patrimonio agrícola y espiritual del mundo.
“Esta obra es nuestra bandera —ha remarcado José Antonio Diez—". Un testimonio de cómo el arte puede hablar del pan, del tiempo y de la esperanza. Y ahora lo hará desde Roma, como mensaje universal de cultura y de vida.