Las campanas de San Isidoro repican

Las campanas de la Real Colegiata de San Isidoro han resonado con fuerza este jueves al conocerse la elección del nuevo Papa. A las 18:08 horas, la esperada fumata blanca ha emergido desde la chimenea de la Capilla Sixtina, confirmando que los cardenales han alcanzado un consenso y que la Iglesia católica tiene ya nuevo sucesor de Pedro.
Aunque su identidad aún no ha sido revelada, en León, como en muchas otras ciudades del mundo, la noticia ha sido recibida con emoción. El repique de campanas en San Isidoro ha sido el gesto simbólico con el que la ciudad se ha sumado al anuncio de “habemus Papam”.
El ritual continúa: del voto al balcón
La elección del nuevo Pontífice marca el inicio de una cadena de pasos estrictamente definidos. El cardenal electo debe aceptar formalmente el cargo y comunicar el nombre que adoptará como Papa, momento tras el cual se oficializa su designación ante el mundo.
El nuevo Pontífice es entonces conducido a la conocida como ‘Sala de las Lágrimas’, un espacio junto a la Capilla Sixtina donde puede tomar un respiro, orar e incluso emocionarse. Allí le esperan las vestiduras papales preparadas en tres tallas distintas, así como calzado, estola, cruz dorada y otros elementos del atuendo pontificio.
Expectación ante su primera aparición
Una vez vestido, el nuevo Papa se dirige a la logia central de la basílica de San Pedro, donde será presentado al mundo por el protodiácono, el cardenal Dominique Mamberti. Este pronunciará la tradicional fórmula en latín anunciando con solemnidad el nombre del elegido y su nuevo título como Sumo Pontífice.
A continuación, el nuevo líder espiritual de los católicos pronunciará sus primeras palabras y ofrecerá la bendición ‘urbi et orbi’, marcando así el inicio oficial de su pontificado.
León, atenta al nuevo rumbo de Roma
Mientras el Vaticano aguarda la aparición del nuevo Papa, en León continúa la expectación por conocer qué rostro y qué nombre marcarán el futuro inmediato de la Iglesia. La historia se escribe desde Roma, pero resuena también, como hoy ha quedado claro, en cada rincón del mundo católico. Y León, una vez más, ha respondido con fe y emoción.