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'Pholiota carbonaria', la seta que crece sobre madera quemada, elegida especie del año

La Asociación Micológica Leonesa ‘San Jorge’ escoge esta especie de pirófila para visibilizar la tragedia ambiental que sufrió la provincia este verano con los incendios.

Ejemplares de Pholiota carbonaria. Foto: Ignacio Flórez
Ejemplares de Pholiota carbonaria. Foto: Ignacio Flórez

Desde hace casi treinta años la Asociación Micológica Leonesa ‘San Jorge’ elige una especie de seta, que, por alguna característica determinada, consideran que debe ser denominada como 'Seta del año'. Posteriormente, con la foto de la especie elegida realiza los carteles de la Semana Micológica de León, que este año celebra su edición número 51 del 3 al 9 de noviembre.

Este año la elegida es la Pholiota carbonaria (Fr.) Singer, una especie pirófila que crece con frecuencia sobre restos de madera quemada, especialmente de pino, y con ella la asociación pretende visibilizar la tragedia ambiental que sufrió la provincia con los incendios.

También quiere dar a conocer la importancia que estas especies tienen en la recuperación de los ecosistemas tras los incendios.

Hongos Pirófilos: los pioneros que surgen de las cenizas

Tras un incendio, el paisaje queda dominado por el negro del carbón y la ausencia de vegetación. Es en este escenario donde entran en juego los hongos pirófilos (del griego pyr, fuego, y philos, amante), especies especializadas en colonizar sustratos quemados. Su estrategia se basa en aprovechar un entorno con nula competencia y rico en nutrientes liberados por el fuego.

Estas especies pioneras no solo ‘limpian’ el suelo degradando los restos vegetales quemados, sino que inician la compleja red trófica y preparan el terreno para la llegada de otras formas de vida al transformar estos restos vegetales en nutrientes que pasan al suelo.

Pholiota carbonaria (Fr.) Singer

Suele crecer en grupos que pueden ser muy numerosos y se puede llegar a encontrar hasta bastantes años después de pasado el fuego.

El sombrero va de hemisférico a plano en la madurez, de hasta 7 a 10 cm. Cutícula muy viscosa y mucilaginosa en tiempo húmedo, lisa y brillante cuando está seca, de color variable, marrón rojizo o pardo rosado. Normalmente cubierta de restos de pinocha y manchada de ceniza. Láminas numerosas, apretadas, con lamélulas, anchas, adherentes, de color amarillento pálido al principio, pardo herrumbre por la maduración de las esporas.

El pie es cilíndrico, blanquecino, con escamas amarillentas excepto en el ápice a partir de una zona anular que puede no aparecer. La carne es blancuzca de olor débil que recuerda al rábano y sabor suave y dulzón.

No tiene ningún valor culinario y tampoco tiene ningún tipo de toxicidad.