Pequeños gestos que marcan la infancia
Desde 2023, la fundación Presta Ayuda, liderada por Ana Belén Martínez junto a su mano derecha Lidia González, acompaña a familias y a los más pequeños con distintos proyectos de apoyo, entre ellos la recogida y préstamo de ropa, juguetes usados y productos del huerto solidario
Hay realidades que hablan de forma silenciosa. Situaciones que muchos dan por hechas -la llegada de un bebé, el acceso a alimentos frescos o la tranquilidad de crecer en un entorno seguro- pero que no todas las familias pueden garantizar. En el Día Mundial de la Infancia, la mirada vuelve hacia esos primeros años de vida donde todo importa: los cuidados, la estabilidad y, sobre todo, la red que sostiene a los más pequeños.
En León, la Fundación Presta Ayuda ha convertido esa mirada en acción. La entidad nació en 2023, de una manera sencilla, casi doméstica, pero con una intención clara: acompañar a las familias en los momentos en los que más apoyo necesitan. "Nuestro objetivo es que ningún niño empiece la vida sin lo básico", explica Ana Belén Martínez, presidenta de la fundación. A su lado, Lidia González, su mano derecha y figura clave en la organización, sostiene buena parte del trabajo diario que mantiene en pie los diferentes proyectos.
Ropero infantil: empezar la vida con lo imprescindible
Uno de ellos es el ropero infantil, que vio la luz hace apenas seis meses. Ana Belén tenía en casa montones de ropa de sus dos hijos y de sus dos sobrinos, "muchas prendas incluso con la etiqueta puesta", señala. Esa abundancia contrastaba con la realidad de otras familias que no pueden asumir el gasto inicial que supone la llegada de un bebé o que, simplemente, prefieren invertirlo en otra necesidad.
Y así, nació la iniciativa. A través de donaciones, Presta Ayuda recoge y clasifica ropa y artículos de primera necesidad. Además, aquí desempeñan un papel fundamental dos voluntarias del CRE de San Andrés, quienes colaboran seleccionando y ordenando las prendas que después se entregan a las familias. Su labor garantiza que la ropa llegue limpia, completa y perfectamente revisada.
Lo más importante es que el ropero no es solo para personas vulnerables, sino para cualquier familia que lo necesite o quiera utilizarlo, sin preguntas ni requisitos."La idea es que todo circule. Las familias lo usan, lo devuelven y así otros pueden seguir adelante", comenta Martínez.
Juguetes con historia
Con la llegada de las fiestas navideñas, han puesto en marcha otra iniciativa que conecta directamente con la infancia: la recogida de juguetes usados. No buscan juguetes nuevos, sino aquellos a los que los niños ya no dan uso, pero que todavía pueden hacer feliz a otro pequeño.
“Para nosotros lo bonito es que un niño decida desprenderse de un juguete que le ha hecho feliz para que otro pueda disfrutarlo también”, explica la presidenta. Ese gesto, dice, enseña valores: "compartir, empatizar y entender que dar un paso atrás también es crecer".
A diferencia del ropero, los juguetes no se prestan: se entregan definitivamente. “No pedimos que nos los devuelvan. La idea es que ese juguete empiece una nueva vida en otra casa”.
Un huerto que alimenta y educa
La ayuda no se queda solo en esto. La fundación impulsa también un huerto solidario del que salen tomates, calabacines, patatas y calabazas que complementan la despensa de las familias que lo necesiten.
El proceso comienza en el Colegio Teodoro Martínez Gadañón, donde más de 200 alumnos cultivan pequeñas plantas en un semillero escolar. “Los pequeños cuidan las plantas como si fueran suyas”, cuenta Martínez. “Luego vienen al huerto y buscan las que han crecido. Para ellos es emocionante ver que algo que han plantado termina ayudando a otra familia”.
Mirando al futuro: aprender a cuidarse
Entre los proyectos que la fundación quiere impulsar en los próximos meses destaca la puesta en marcha de charlas de autocuidado, autoprotección y primeros auxilios en centros escolares.
La idea es ofrecer herramientas prácticas: cómo actuar ante pequeños accidentes, cómo reconocer un riesgo en redes sociales o cómo resolver situaciones cotidianas cuando los adultos no están en casa. Para ello prevén contar con profesionales sanitarios, Policía Nacional o Guardia Civil.
La infancia como responsabilidad compartida
Cada 20 de noviembre se recuerda que la infancia necesita protección, pero en entidades como Presta Ayuda este mensaje forma parte del día a día. Su labor demuestra que cuidar de los niños no siempre depende de grandes políticas, sino de gestos cotidianos que tienen un impacto enorme: una bolsa de ropa que llega a tiempo, un juguete que encuentra una segunda vida, una cesta de verduras compartida, un proyecto que crece paso a paso.
“Siempre decimos que la infancia no se protege solo un día. Se protege todos los días”, resume Martínez.
Y quizá esa sea la verdadera esencia del Día Mundial de la Infancia: entender que el bienestar de los niños empieza en la comunidad que los acompaña y en proyectos como Presta Ayuda, que sostienen, acompañan y recuerdan que crecer es un viaje compartido.
