La 'resaca' del botellón deja 3,5 toneladas de residuos en el entorno del Bernesga
La fiesta de San Pedro se celebra en León con intensidad y tradición, y con ella llega cada año una consecuencia inevitable: la resaca urbana. En la madrugada del sábado al domingo, miles de personas tomaron las calles para disfrutar del ambiente festivo, marcado este año por el esperado 'efecto pasillo' y la actuación de los míticos Hombres G.
Sin embargo, el día amaneció con otro escenario: el Paseo de la Condesa y la ribera del Bernesga cubiertos por toneladas de basura.
Una escena común, una respuesta eficaz
Botellones, vasos, botellas y bolsas se acumulaban desde primeras horas del sábado en los espacios naturales más concurridos, especialmente junto al río. Lo que para muchos fue una noche de diversión, para los equipos de limpieza supuso un reto de grandes dimensiones. En este contexto, el trabajo de la UTE ‘León verde y azul’ resultó crucial.
Más de 3,5 toneladas eliminadas en pocas horas
La empresa concesionaria del servicio de limpieza activó un dispositivo intensivo que, en apenas unas horas, logró recuperar el aspecto habitual de las zonas afectadas. Más de 3,5 toneladas de residuos sólidos fueron retiradas durante la madrugada y primeras horas del domingo, dejando listo el entorno del Bernesga para los paseantes y madrugadores del día siguiente.
Un operativo planificado al detalle
Como cada año, el Ayuntamiento de León estableció un dispositivo especial de limpieza que se activa con antelación. El despliegue comenzó en la medianoche del día 23, cubriendo puntos clave como el recinto ferial, la Plaza Mayor y las inmediaciones de la Plaza de Pendones Leoneses.
El esfuerzo coordinado entre el Consistorio y la UTE ‘León verde y azul’ permitió dar una respuesta rápida y eficaz a los efectos secundarios de las celebraciones.
La cara oculta de la fiesta
Aunque el ambiente festivo es uno de los mayores atractivos de León en estas fechas, el civismo aún queda en segundo plano para muchos.
A pesar del despliegue de contenedores y papeleras, una gran parte de los asistentes al botellón optó por dejar su rastro en la calle.