Cimanes del Tejar honra a sus ausentes en Navidad a través del Ramo leonés
En el municipio leonés de Cimanes del Tejar, la celebración de la Navidad adquiere un significado que va más allá de las luces, los encuentros familiares o los rituales repetidos cada diciembre. El municipio conserva una costumbre que convierte estas fechas en un ejercicio colectivo de memoria: la inclusión de los nombres de los vecinos fallecidos durante el año en el Ramo leonés.
Lejos de tratarse de un mero formalismo, este gesto sitúa a quienes ya no están como parte activa de la comunidad, integrados simbólicamente en una tradición que une fe, historia y sentimiento de pertenencia.
El Ramo como vínculo entre generaciones
El Ramo leonés, uno de los símbolos más reconocibles de la Navidad en la provincia, se convierte en Cimanes del Tejar en un elemento de unión entre pasado y presente. En él aparecen los nombres de las personas que han fallecido recientemente, recordadas no como una relación impersonal, sino como vecinos que siguen formando parte del pueblo.
Este acto refuerza la idea de que la comunidad no se limita a quienes habitan hoy sus calles, sino que incluye también a quienes contribuyeron a forjarla.
Nombrar para no olvidar
La lectura o presencia de esos nombres durante la celebración navideña supone un ejercicio consciente de memoria. Al hacerlo, el pueblo afirma que la muerte no borra la huella de lo compartido ni rompe los lazos construidos a lo largo de los años.
En un contexto marcado por la rapidez y la pérdida de referentes comunes, esta práctica destaca por su sencillez y por la carga simbólica que encierra.
Una tradición que sigue viva
Lejos de ser un vestigio del pasado, la costumbre del Ramo en Cimanes del Tejar demuestra la capacidad de las tradiciones para adaptarse y seguir teniendo sentido. La Navidad se convierte así en un momento para recordar, acompañar y reforzar los vínculos comunitarios.