Las Médulas: patrimonio de la Humanidad, corazón de ceniza
Las Médulas, aquel mosaico de arenas rojizas y castaños que guardaba la huella de Roma, amanece irreconocible. El incendio que comenzó en Yeres y se propagó con una violencia inusitada hacia el norte ha borrado, en cuestión de horas, siglos de historia natural. Desde lo alto de Orellán, el característico relieve de la antigua mina romana se ve ahora cubierto por un manto gris, como si la tierra hubiera envejecido de golpe.
“Ha ardido todo, un Patrimonio de la Humanidad ha sido consumido por las llamas”, lamenta Alfonso Fernández, alcalde de Carucedo, mientras señala un horizonte sin matices, donde antes vibraban el verde y el ocre.
La desaparición de un bosque irrepetible
Los daños no se limitan a la erosión visual del paisaje. Centenares de castaños centenarios —algunos con más de cuatro metros de perímetro— han sido devorados por el fuego. Árboles que durante generaciones dieron fruto, sombra y refugio, convertidos ahora en columnas ennegrecidas.
“Estos castaños eran símbolos vivos de nuestra historia”, subraya Fernández. “Acompañaron a nuestros abuelos y bisabuelos… y ahora solo queda su recuerdo entre las cenizas”.
El golpe a la biodiversidad es incalculable. Los técnicos advierten que muchas especies de fauna local perderán su hábitat, y la regeneración forestal, incluso con intervención humana, llevará décadas.
Evacuaciones y pérdidas materiales
La violencia del fuego obligó a evacuar con urgencia a vecinos de Carucedo, Voces, Orellán y Las Médulas. Al menos siete viviendas han quedado destruidas, junto a varios negocios hosteleros y una emblemática fábrica de cerveza artesanal en Carucedo, orgullo reciente de la comarca.
El incendio mantiene varios frentes activos, uno de ellos cerca del Castillo de Cornatel, en Villavieja, joya defensiva medieval que sigue amenazada.
“Los bomberos han hecho un trabajo heroico, pero la magnitud del fuego es como nada que hayamos visto”, reconoce el regidor.
Prevención en entredicho
Entre los vecinos y brigadistas resuena una queja repetida: el abandono de los cortafuegos y la falta de limpieza en el monte. “Si se hubieran mantenido como es debido, el fuego no habría corrido así”, comentan integrantes de los equipos de extinción.
El desastre reabre un debate que en León se arrastra desde hace años: la necesidad de invertir en prevención y no solo en reacción.
Entre la desolación y la voluntad de renacer
Hoy, el silencio reina en Las Médulas, roto apenas por el zumbido de los helicópteros y el chisporroteo de los rescoldos. La comunidad, sin embargo, no se rinde.
“Nos toca proteger y reconstruir lo que queda. No podremos devolver la vida a estos castaños, pero sí asegurar que esta tierra siga siendo nuestro orgullo”, afirma Fernández, con una mezcla de determinación y tristeza.
El patrimonio natural y cultural de León ha sufrido un golpe histórico. Y, aunque las heridas tardarán en cerrarse, entre las cenizas late la promesa de un futuro donde la memoria del fuego se convierta en motor de cuidado y resistencia.